Santa Cena
Hoy es un día muy especial ya que vamos a participar del PAN y del VINO renovando ese pacto tan grande que Él nos dejó hasta su venida.
Esto NO es ningún ritual, cancelamos toda mente religiosa.
Cuando participamos del PAN (simbolizando su carne) estamos
reconociendo que somos pecadores y que Jesús fue molido, flagelado,
torturado, escupido, azotado, clavado, por todos nuestras iniquidades,
reveliones y pecados.
Cada vez que participamos del PAN estamos reconociendo ese sufrimiento con propósito y así mismo nos proponemos nosotros también morir a nuestra carne pecaminosa.
Cuando participamos del VINO (simbolizando su sangre derramada) estamos reconociendo que Él fue ese sacrificio vivo necesario para anular el acta de los decretos de condenación que había contra toda la humanidad.
Su sangre limpia nuestros pecados, por muy grandes que sean.
Su costado fue traspasado por una lanza y derramó hasta la última gota de su sangre por todos nosotros.
Por sus llagas fuimos sanados, por eso cuando participamos del PAN y del VINO hay sanidades, hay restauración, hay liberación, hay prosperidad, hay reconciliación y se activa el poder de lo que ocurrió en la cruz.
¿Quién debe participar del PAN y del VINO?
Todos los creyentes BAUTIZADOS.
¿Cómo hay que tomarla?
La palabra de Dios dice que hay que tomarla DIGNAMENTE (si tienes algún pecado pendiente arrepiéntete y pídele perdón si es necesario al que tienes al lado y perdona a quien te haya hecho daño).
Éste PACTO fue la gran herencia que ÉL nos dejó al resucitar y por ello si participamos indignamente lo que hacemos es paralizar, congelar y retrasar los planes y bendiciones de Dios para nuestras vidas.
¿Y si no estoy bautizado?
Si ya has creído de todo corazón en Jesús y tu mentalidad le ha dado la espalda al pecado te aconsejo que te BAUTICES cuanto ante para cumplir en obediencia al mandamiento de Dios y para empezar YA a disfrutar de tu GRAN HERENCIA.
Hebreos 2:14-16
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.
Amén
Cada vez que participamos del PAN estamos reconociendo ese sufrimiento con propósito y así mismo nos proponemos nosotros también morir a nuestra carne pecaminosa.
Cuando participamos del VINO (simbolizando su sangre derramada) estamos reconociendo que Él fue ese sacrificio vivo necesario para anular el acta de los decretos de condenación que había contra toda la humanidad.
Su sangre limpia nuestros pecados, por muy grandes que sean.
Su costado fue traspasado por una lanza y derramó hasta la última gota de su sangre por todos nosotros.
Por sus llagas fuimos sanados, por eso cuando participamos del PAN y del VINO hay sanidades, hay restauración, hay liberación, hay prosperidad, hay reconciliación y se activa el poder de lo que ocurrió en la cruz.
¿Quién debe participar del PAN y del VINO?
Todos los creyentes BAUTIZADOS.
¿Cómo hay que tomarla?
La palabra de Dios dice que hay que tomarla DIGNAMENTE (si tienes algún pecado pendiente arrepiéntete y pídele perdón si es necesario al que tienes al lado y perdona a quien te haya hecho daño).
Éste PACTO fue la gran herencia que ÉL nos dejó al resucitar y por ello si participamos indignamente lo que hacemos es paralizar, congelar y retrasar los planes y bendiciones de Dios para nuestras vidas.
¿Y si no estoy bautizado?
Si ya has creído de todo corazón en Jesús y tu mentalidad le ha dado la espalda al pecado te aconsejo que te BAUTICES cuanto ante para cumplir en obediencia al mandamiento de Dios y para empezar YA a disfrutar de tu GRAN HERENCIA.
Hebreos 2:14-16
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.
Amén
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